El aprendizaje se puede ver como un proceso acumulativo, autorregulado, dirigido, colaborativo e individual (Van den Bergh et al., 2006).
Aprender es poder justificar lo que se piensa con procesos de
producción y aceptación de conocimientos que se desarrollan en la vida
cotidiana, los cuales son diferentes a los trabajos científicos. El
aprendizaje sólido de los conceptos científicos debe ir acompañado del
aprendizaje metodológico, es decir, de formas de producir y recibir
conocimientos que caracterizan el trabajo científico. Este desarrollo
simultáneo, conceptual-metodológico, se favorece en la medida en que
el proceso de enseñanza-aprendizaje se desarrolle en un contexto de
(re)construcción de conocimientos, en el que existan oportunidades
reiteradas y sistemáticas para poner en práctica procesos de
justificación típicos de la investigación científica y de la solución
de problemas, y en el que se favorezca el escenario para que esa tarea
tan exigente pueda llevarse a cabo (Becerra-Labra et al., 2007).
Diferentes experiencias
y estrategias de enseñanza-aprendizaje han cambiado el papel que
había desempeñado un estudiante de receptor de conocimiento pasivo a
"ser" activo, el cual tiene pensamiento crítico con los conocimientos
adquiridos dentro y fuera del aula (Reitmeier, 2002). En estudios
realizados se ha comprobado que la retención del conocimiento
adquirido después de 24 horas en un estudiante es de 5% para clases
magistrales, 50% para discusión en grupo, 75% para experiencias
prácticas y 90% por enseñar a otros (Sousa, 1995).
En un sentido amplio,
la Universidad debe cumplir con una función social de formar
ciudadanos responsables, comprometidos con su región y su país, éticos y
científicamente preparados. Por lo tanto, también debe promover en el
estudiante el desarrollo de diferentes aspectos, tales como la
adquisición de habilidades (análisis, síntesis, modelación, diseño,
optimización), el desarrollo de actitudes (responsabilidad social,
conciencia ambiental, espíritu emprendedor), la reafirmación de
valores (ética, respeto por la diferencia, aprecio por el
conocimiento), el desarrollo de cualidades (creatividad, iniciativa,
liderazgo, pensamiento crítico) y el conocimiento en disciplinas
complementarias (economía, administración, humanidades, ciencias
sociales, derecho, psicología) (Duque et al., 1999). Los
anteriores aspectos son importantes para que un profesional en
ingeniería pueda proponer soluciones a un problema determinado,
teniendo en cuenta el contexto social, ambiental y económico.
La función primordial
de los sistemas de educación superior, en particular en áreas de
ciencia e ingeniería, es la formación de profesionales cuyo ejercicio
se base en el espíritu y método científicos, en valores de convivencia,
con una sólida capacidad para aprender, característica indispensable
en una sociedad en permanente cambio. En la actualidad, la sociedad
requiere de un ingeniero innovador, audaz en la experimentación, con
habilidades de interacción y de intercambio de ideas con otros
profesionales de diferentes áreas (Duque & Martínez, 2000). Lo
anterior implica el establecimiento de una sólida comunidad
académico-cultural, que rompa con los esquemas mentales que generan una
presunta separación entre saber científico y saber humanístico. De
nada sirve formar ingenieros académicos ajenos a la sensibilidad
humana, así como tampoco vale la pena graduar artistas sin ningún
asomo de rigor científico.
La ingeniería es la
conceptualización, diseño, construcción y administración de proyectos y
productos orientados a dar solución a una necesidad de la sociedad o
del entorno. Por esta razón, el ingeniero debe resolver problemas o
proveer diferentes soluciones, lo cual requiere de imaginación,
creatividad y síntesis de conocimientos (Duque et al., 1999).
La ingeniería, en general, es un proceso de toma de decisiones para la
solución de problemas dentro de un campo particular de acción. Esta
toma de decisiones implica diferentes pasos, entre los cuales se
destacan: delimitar la situación, plantear una estrategia de solución,
obtener información experimental o teórica, analizar los datos y
resultados, seleccionar los criterios valorativos sobre las posibles
soluciones, elegir la variable óptima y corregir la decisión durante su
implementación (Garza-Rivera, 2001).
En línea con una rápida
evolución hacia una sociedad de conocimiento global, el mercado de
trabajo contemporáneo demanda profesionales con nuevos conocimientos y
capacidades. En la actualidad, el éxito en el campo laboral implica
una capacidad para actuar y proponer soluciones en ambientes cambiantes
y poco definidos, interactuar en situaciones no rutinarias, sintetizar
procesos de trabajo, tomar decisiones responsables y trabajar en
equipo. Por lo tanto, los estudiantes universitarios necesitan
adquirir no solo la conceptualización en su disciplina, sino también
una alta destreza específica en su campo de acción, así como
habilidades, actitudes y aptitudes. Cualquier currículo universitario
requiere desarrollarse teniendo como base la preparación de los
estudiantes para un futuro, que en la mayoría de los casos es
desconocido. En este ambiente dinámico para la educación superior se
impone una revisión crítica de la enseñanza tradicional y de las
prácticas de aprendizaje (Van den Bergh et al., 2006).
Los profesionales como
fuerza laboral necesitan ser diligentes en la solución de problemas,
en la interacción con clientes, en la realización de presupuestos y en
el manejo adecuado del tiempo, sin olvidar la competencia responsable
frente a las otras compañías. La medida real de la educación se refleja
en lo que hacen los estudiantes con lo que han aprendido. El
aprendizaje basado en proyectos (ABPr) parece ser un método de
enseñanza efectivo comparado con las estrategias de enseñanza
cognitivas tradicionales, particularmente para el desarrollo de
habilidades en la solución de problemas de la vida real (Willard &
Duffrin, 2003).
Para tener el artículo completo http://educacionyeducadores.unisabana.edu.co/index.php/eye/article/view/1618/2128
Releeré el artículo que considero valioso, y van en la línea de una didáctica más centrada en el estudiante, la realidad, la cultura y la formación integral.
ResponderEliminarMe parece, debo releer, que se queda corto en la relación ABPr y formación de Redes.